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La la land

I have a dream… (Martin Luther King’s)retales_lalaland-0

La la land fue la película que marcó el año 2016. La cinta rescata el género musical al más puro estilo de Hollywood, rindiendo homenaje a los clásicos del cine y a la ciudad de Los Ángeles.

Mia (Emma Stone), una aspirante a actriz y Sebastian (Ryan Gosling), un músico de jazz, son dos jóvenes luchando por conseguir su sueño. Juntos recorrerán ese camino al éxito, enfrentándose a decisiones que pondrán en peligro su historia de amor.

Un montaje previo de musicales y películas románticas, realizado por el director Damien Chazelle, inspiró a la diseñadora Mary Zophres (Gangster Squad. 2013) para crear el vestuario de La la land. En Vidiots (Santa Mónica), Zophres alquiló títulos dispares como Los paraguas de Cherburgo (1964), Lola (1961), Las señoritas de Rochefort (1967), del francés Jacques Demy; musicales clásicos como Melodías de Broadway (1929), En alas de la danza (1936) o Sweet Charity (1969); y cintas más recientes como La gran belleza (2014). Revistas de moda y biografías de actrices completaron la fase de investigación.

Con el fin de lograr armonía visual en pantalla, Zophres trabajó conjuntamente con el diseñador de producción y el departamento artístico, intercambiando ideas sobre colores y tonos afines para cada escena, predominando en ocasiones la escenografía y, en otras, el atuendo. En su terreno, se centró en la forma y funcionalidad de cada prenda en los números musicales, combinando contemporaneidad con la nostalgia del viejo Hollywood.

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Los diferentes departamentos artísticos trabajaron conjuntamente para determinar el papel del color en cada escena, como el amarillo de la imagen.

Uno de los mayores desafíos para el departamento de vestuario fue la secuencia de apertura de La la land. El número musical, que transcurre en la autopista hacia Los Ángeles, fue ideado originalmente con una gama monocromática, pero Mary Zophres finalmente asignó colores de forma progresiva al vestuario de los 40 bailarines en función del automóvil del que salían: a los tonos marrones, azules y verdes se unen gradualmente los naranjas y rojos, para culminar todos los colores frente a un camión. Las prendas, adquiridas por triplicado en los almacenes Marshalls, Ross, H&M y Uniqlo, se almacenaron en los coches para los cambios entre toma y toma, tras la agitada coreografía rodada en un día caluroso del mes de agosto.

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Vestir a los bailarines del número musical inicial «Another Day of Sun» supuso todo un reto para Mary Zophres.

La la land comienza con un atasco en hora punta en la autopista de California: bocinas y música de emisoras de radio se suceden mientras Sebastian toca insistentemente el cláxon de su Buick Riviera a una distraida joven que, ensayando un guión en su coche, ignora la reanudación del tráfico.

Sebastian es un chico corriente, apasionado del jazz, que sueña con abrir su propio club en una época en la que este estilo de música tiende a desaparecer. Ese amor por el pasado es representado con un estilo formal y retro durante toda la película. Figuras como los pianistas de jazz Bill Evans o Hoagy Carmichael, y actores como James Dean o Marc Michel, influyeron en la diseñadora de vestuario para crear la estética del personaje masculino.

Mía, camarera en la cafetería de los estudios Warner Bros, vive realizando eternas pruebas con el propósito de lograr un papel como actriz. El punto de partida para idear el vestuario de Mía fue Ingrid Bergman, por la que la joven siente verdadera admiración. Además de fotografías de la estrella sueca, el estilo de legendarias actrices como Catherine Deneuve o Grace Kelly ayudaron a construir la identidad de la protagonista de La la land .

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El estilo de Marc Michel en «Lola» (1961) e Ingrid Bergman en una prueba para «Intermezzo» (1939), fueron determinantes para crear el vestuario de los protagonistas de «La la land».

En la cafetería, Mía atiende a una célebre actriz vestida con un elegante diseño de encaje rojo, un color que hace presagiar los sucesivos infortunios del día: desde un cliente derramando una bebida en la camisa blanca de la joven prenda inspirada en una toma de los años cuarenta de Ingrid Bergman hasta una malograda audición con un abrigo de color azul ocultando una gran mancha.

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El color del vestuario juega un papel primordial en la narración de «La la land».

Las compañeras de piso de Mía la convencen para asistir a una fiesta en una mansión de Hollywood; pero el ambiente frívolo no encaja con ella, abandonando la celebración antes de tiempo. De regreso a casa, la melodía procedente de una pub le atrae. Al entrar la joven se percata de que el pianista es el chico del atasco. Sebastian, tras saltarse el repertorio establecido, es despedido, empujando a Mía a su salida del local.

La gama cromática de la película fue definida por el equipo artístico antes del rodaje con el fin de crear una estética en Tecnicolor. Zophres eligió el azul, un color invernal asociado a la fantasía, para el personaje de Mía; y para las compañeras, tras descartar el rosa para una de ellas por ser usado en los exteriores, pone en escena tres colores primarios intensos: verde, amarillo y rojo, evocando a clásicos musicales como West Side Story (1961) o Sweet Charity (1969).

Si en las primeras escenas observábamos los tonos marrones identificando a Sebastian, su estilo se torna más formal cuando toca el piano en el pub; el azul oscuro de su chaqueta, revela la melancolía del momento, creando además un vínculo con Mía, vestida también con ese color.

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El colorido en Tecnicolor de musicales clásicos como «Sweet Charity» (izda.) inspiraron el vestuario de «La La Land» (dcha.)

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El color coordinado del vestuario de Mía y Sebastian como forma de vincular a los protagonistas.

En primavera, Mía y Sebastian coinciden en una fiesta. Al caer la noche, la pareja observa la ciudad de Los Ángeles desde la cima de la colina. Mientras Sebastian canta A Lovely Night, Mía se quita las sandalias de tacón, calzándose unos zapatos similares a los de Sebastian. Los dos acaban bailando juntos.

El vestuario de los números de baile fue confeccionado desde cero. Mary Zophres, prendada de un diseño amarillo Alta Costura de Versace que Emma Stone lució en el año 2014 durante la premier de The Amazing Spider-Man 2, propuso al director de La la land usar ese color vibrante para las escenas de A Lovely Night. En la cadena estadounidense Jo-Ann Fabrics, Zophres encontró el tejido de poliéster perfecto para el vestido de Mía, al que se le añadió un estampado de  flores inspiradas en Matisse, pintadas a mano por Rob Phillips.

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Un diseño de color amarillo de Versace (izda.) fue toda una revelación para crear el vestido amarillo de Mía en «La la land» (dcha).

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Zophres no quería un tejido elegante para la joven Mía, optando por un tejido sintético «low cost» al que se le añadió un estampado pintado a mano.

Un día, Sebastian aparece sin previo aviso en la cafetería Café Sur Le Lot para ver a Mía. La pareja pasea por los estudios de cine, conversando sobre sus pasiones y sueños. La velada continúa en un club de jazz donde la joven recibe una llamada ofertando un papel para una serie de televisión. Sebastian propone ir juntos al cine para ver la película Rebelde sin causa.

La buena sintonía de los protagonistas se ve reflejada en la similitud de sus atuendos de color beige. Las mangas remangadas en la camisa de Sebastian revelan la determinación en su discurso. Aunque la película está ambientada en la actualidad, el vestuario masculino de la película es una reinterpretación moderna del estilo de la década de los años 50 y 60. El calzado es la pieza que mejor define la personalidad de Sebastian, aportando un toque extravagante y divertido a su aspecto. La primera idea de Zophres fue utilizar la línea de zapatos Stacy Adams, decantándose finalmente por un calzado bicolor, adquirido en la tienda de baile Worldtone.

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El vestuario afín de Mía y Sebastian plasma la buena armonía de la pareja.

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El llamativo calzado de dos tonos define la personalidad de Sebastian y su gusto por el jazz.

Mía debe ir a una cena con su novio Greg la misma noche de su cita con Sebastian, quien tras esperarla un tiempo en el cine Rialto, entra solo en la sala. En el restaurante, una música de piano le recuerda a Sebastian y, sin más, se marcha del lugar para reencontrarse con él . Tras un incidente con el rollo de la película, deciden dirigirse al Observatorio Griffth donde, finalmente, se besan.

De los 47 cambios de ropa de Mía en la película, el color del vestido de la escena planetario era el único especificado en el guión, inspirado, según Zophres, en un diseño verde esmeralda de Judy Garland en Ha nacido una estrella (A star is born, 1954), pero también evocador al que la legendaria actriz lució en Desfile de Pascua (Easter Parade, 1948). La joven completaba el sencillo estilismo con colgante y pendientes de Kyle Chan Design y zapatos de Worldtone.

Sebastian hace gala de su romanticismo acudiendo al encuentro con un atuendo de lana, confeccionado de manera funcional por el departamento de vestuario con el fin de facilitar los movimientos en la coreografía: chaqueta beige; pantalón marrón, intencionadamente corto, mostrando sus zapatos; y corbata adquirida en una tienda de alquiler de Hollywood.

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Los personajes lucen un vestuario confeccionado a medida para la escena del baile del planetario.

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El color verde del vestido de Mía, inspirado en uno de Judy Garland. Izda, la mítica actriz en una escena del musical «Desfile de Pascua» (1948).

La pareja comienza un romance mientras continúan persiguiendo sus sueños. Un estado de felicidad patente en el vestuario en el que apreciamos, además de una variación en la gama cromática, tornando a colores rosados suaves, una concordancia en la ropa de los protagonistas. En este tipo de escenas, ciñiéndose al presupuesto, la diseñadora combinó prendas alquiladas con otras adquiridas en tiendas vintage como Playclothes (Burbank. California) o de firmas como Armani, Burberry o H&M.

Una noche, en el Lighthouse Café, Sebastian rechaza una oferta como teclista en la banda de un amigo. Tras una conversación telefónica de Mía con su madre sobre la situación económica de su novio, el joven pianista accede a tocar en el grupo The messengers.

El tono rosado oscuro, casi rojo, de la camiseta de Mía alerta de un cambio de rumbo en los acontecimientos.

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Durante el romance, la pareja luce un vestuario similar. En la imagen, Mía con falda de la tienda vintage «Playclothes» y camisa de H&M.

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El color rojizo como símbolo de advertencia en la historia de amor de «La La Land».

Sebastian emprende una gira con la banda, mientras Mía centra su carrera como escritora de una obra de teatro. A medida que los proyectos avanzan, la relación se va distanciando. Durante una cena, los reproches no se hacen esperar. Sebastian no acude al estreno de Mía y la pareja rompe.

La diseñadora evidencia el alejamiento a través del vestuario: los colores comienzan a desaparecer y los estilismos se convierten en monocromáticos. La culminación tiene lugar en la cena donde ambos visten en tonos oscuros, evidenciando el fin del romance.

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Los tonos cobran importancia en el personaje masculino: con traje negro en su gira con «The Messengers».

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Estilismo monocromático de Mía (dcha.), inspirado en una fotografía de la actriz Grace Kelly (izda.).

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En el instante en que la relación deja de funcionar los colores se oscurecen: Sebastian viste de negro y Mía, de azul marino.

Sebastian recibe una llamada de una importante agencia de casting interesada en Mía; el músico viaja hasta Boulder City para encontrar a la joven, acompañándola a la audición. Ambos están convencidos de seguir sus propios caminos, luchando por sus proyectos.

En el reencuentro de la pareja, el color azul del comienzo del filme regresa a la indumentaria de los protagonistas en un tono más suave, ayudando a  establecer un sentimiento frío y distante.

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El color afín en el vestuario de Sebastian y Mía los une en su propósito de alcanzar sus sueños, a la vez que el tono los distancia.

Cinco años después, Mía se ha convertido en una afamada actriz. Una noche, decide entrar en un club de jazz junto a su marido, descubriendo que se trata del local de Sebastian. Mientras el músico toca el piano, ella recuerda el pasado, imaginando cómo hubiera sido su vida junto a él. Antes del salir del local, las miradas de ambos se cruzan y sonrién.

El éxito profesional de Mía se ve reflejado en un vestidor sofisticado en tonalidades monocromáticas. Una fotografía de Catherine Deneuve luciendo un diseño con dos tirantes cruzados en la espalda fue inspiradora para adquirir, en los grandes almacenes de lujo Saks Fifth Avenue, el vestido azul oscuro de Jason Wu que Mía lleva en las secuencias junto a su marido. La diseñadora de joyas Monique Pean creó para el personaje de Mía un sencillo colgante de color aguamarina.

Sebastian adopta nuevamente el estilo nostálgico y clásico del comienzo con tonos marrones en la ropa.

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Catherine Deneuve (izda.) en el estreno en Londres de la película «Repusión» (1965). Mía (dcha) viste un diseño similar de Jason Wu en las últimas secuencias de «La la land».

Mía fantasea con su vida junto a Sebastian mientras reaparece el color en la escenografía y el vestuario. La diseñadora Mary Zophres rememora así clásicos musicales de Hollywood como Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the Rain. 1952) o Un americano en París (An American in Paris. 1951), combinando diseños coloridos en las mujeres con atuendos negros en los hombres. En Sebastian destaca el traje de color crema, afianzando su amor por Mía.

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Primera imagen, escena de «Cantando bajo la lluvia» (1952), musical tomado como referente para crear el vestuario de «La la land» (segunda imagen)

El epílogo de La la land alude de manera obvia al baile Never gonna dance, de Ginger Rogers y Fred Astaire en la película Swing Time (En alas de la danza. 1936). Para el vestido blanco de Mía, Zophres trató de crear el mismo movimiento que Bernard Newman logró con Rogers. El diseño, confeccionado con gasa de seda y una falda de capas con tejido de charmeuse debajo, fue el más caro de los que luce el personaje de Mía. El estilismo se completa con un conjunto de pendientes, sortija y brazalete de Monique Pean.

Durante el rodaje, uno de los zapatos de Mía se rompió. El departamento de arte roció de color plateado otro que tenían para la actriz Emma Stone, con el fin de poder continuar con la toma, de la que ya habían filmado una parte.

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El clásico «Swing Time» (1936) fue tomado como referente para el mágico baile final entre Mía y Sebastian.

La la land abraza la nostalgia del cine clásico y Mary Zophres logra narrar la relación de los personajes a través del color en el vestuario.

Texto: Lola Delgado Pozo.
Fotos: IMDb, http://www.lalaland.movie, fancaps.net, pinterest.


https://retalesdeunidilio.wordpress.com/2019/03/11/la-la-land

El texto de este artículo se encuentra sometido a una licencia Creative Commons del tipo CC-BY-NC-ND (reconocimiento, no comercial, sin obra derivada, 4.0 unported)

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La chica danesa

Retales_La-chica-danesa-1En el año 2015 se estrenaba La chica danesa, adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por David Ebershoff.

La película, dirigida por Tom Hooper, narra la historia de los Wegener, un matrimonio de pintores daneses cuya relación toma un rumbo inesperado en el momento que Einar Wegener se transforma en Lili Elbe, considerada la primera persona en someterse a un cambio de sexo.

El español Paco Delgado fue el encargado de recrear el vestuario de finales de la década de los años 20 y abordar la transición de Einar a través de la ropa, un trabajo que le valió su segunda nominación a los premios de la Academia (Oscars de Hollywood).

El diseñador, quien ya se enfrentó al reto de transformar a actores en mujeres en La piel que habito o La mala educación, emprendió su trabajo un año antes del rodaje de la cinta. Tras leer el guión, visitó Copenhague con el fin de estudiar la luz y el clima de la ciudad; en la biblioteca nacional de la capital danesa examinó testimonios gráficos de la pareja y de su entorno de amigos. Delgado completó su investigación con el libro autobiográfico de Niels Hoyer Man Into Woman, así como el estudio de la obra pictórica de Gerda Wegener.

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En el proceso de investigación, fotografías del matrimonio Wegener (izda.) sirvieron para crear el aspecto de los personajes en «La chica danesa» (dcha.).

El matrimonio formado por los pintores Einar (Eddie Redmayne) y Gerda Wegener (Alicia Vikander) vive una vida estable en Copenhague; pero, mientras que Einar es un aclamado paisajista entre la sociedad bohemia de la ciudad, Gerda no triunfa como retratista.

En las secuencias acontecidas en Dinamarca, Paco Delgado reduce la gama cromática del vestuario de los personajes en azules, grises y negros con tejidos como el algodón, la lana o el lino, dando un aspecto sobrio y sombrío a los personajes. El diseñador, además, refleja a la sociedad danesa reprimida de la época a través de una indumentaria de estilo eduardiano.

Los trajes sastre rígidos y camisas de cuellos altos almidonados funcionan como una armadura para Einar, mostrando la incomodidad del personaje sobre su propia piel y ocultando sus verdaderas emociones. Incluso el aspecto de Gerda, algo despreocupado, pero sin perder la feminidad, se presenta oprimido con vestidos encorsetados de dos piezas y botas altas con cordones.

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Para la etapa en Copenhague e influenciado por la pintura de Gerda Wegener, Paco Delgado confiere un aspecto sombrío a los personajes con colores de tonalidades frías.

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El estilo eduardiano, con cuellos altos y almidonados, muestra un aspecto rígido en el pintor Einar Wegener.

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El diseñador Paco Delgado crea un vínculo entre Einar y Gerda Wegener con botas altas de cordones, como muestra de la falta de libertad en la sociedad danesa de la época.

Gerda debe terminar el retrato de su amiga Ulla Poulsen, bailarina del Royal Danish Ballet. En una de las sesiones, Ulla se retrasa  y Gerda persuade a Einar para reemplazar a la modelo colocándose encima un vestido, unas medias y unos zapatos de mujer. El instante en el que el pintor acaricia las medias y el tejido de la ropa es toda una revelación: el comienzo de comprender su verdadera identidad de género. Ulla apoda a Einar con el nombre de Lili cuando lo ve vestido de mujer.

El traje usado en la escena de modelado fue la única prenda de la película reproducida por Paco Delgado del cuadro original de Gerda Wegener, descrita con detalle por David Ebershoff en su novela.

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El vestido usado por Einar para posar fue la única prenda de la película que el diseñador Paco Delgado reprodujo con exactitud de un cuadro real de Gerda Wegener.

Ulla invita al matrimonio Wegener al baile de los artistas. Tras la negativa de Einar, Gerda tiene la idea de que su marido asista a la fiesta como Lili, tomando prestado un vestido y una peluca del departamento de vestuario de la ópera. Durante el evento, Lili es cortejada y besada por el joven Henrik Sandal, momento presenciado por Gerda.

Para la primera aparición pública de Lili Elbe, Paco Delgado ideó un diseño más teatral, inspirado en el robe de style de la parisina Jeanne Lanvin, con una paleta de color cálida. Debido al bajo presupuesto con el que contaba y no poder replicar el vestido completo, el figurinista realizó varias versiones de la parte superior para la secuencia en la que Lili sangra por la nariz, con el fin de cambiarlo de forma rápida.

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Izquierda, boceto de Paco Delgado. Derecha, diseño para Lili en la escena del baile de los artistas de «La chica danesa».

Gerda pide a su marido la desaparición de Lili, pero ésta comienza a verse a escondidas con Henrik. Finalmente, Einar le revela a su esposa la relación de Lili con dos hombres.

En el momento en que Lili sale a la calle como mujer, al encuentro con el joven Henrik, ella luce una feminización excesiva peluca rojiza y maquillaje fuerte debido a la etapa de confusión por la que atraviesa. El vestido elegido, manteniendo la gama azulada por la que optó Delgado para representar Dinamarca, define la vulnerabilidad y ternura de la protagonista en una de las escenas más sobrecogedoras de la película.

El matrimonio acude a un doctor con el fin de tratar las molestias que sufre Einar. En la clínica, a través de un procedimiento radiactivo, intentan cambiar su transtorno de masculinidad.

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Bocetos de Paco Delgado. Abrigo y vestido de Lili en su salida a la calle como mujer.

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Paco Delgado mantiene el azul para representar a los protagonistas en Dinamarca. La tonalidad oscura aumenta el dramatismo a la secuencia.

El declive de Einar contrasta con el resurgir artístico de su mujer, quien encuentra en Lili a su musa, retratándola en todos los cuadros. Una galería francesa se interesa por los retratos de Gerda y la pareja decide instalarse en París, una ciudad más tolerante y permisiva.

En Francia, el colorido invade el espacio. Paco Delgado recreó el vestuario de los personajes tomando como referencia las alegres ilustraciones realizadas por Gerda para revistas de moda como Vogue o La Vie Parisienne.

La liberación que va adquiriendo Lili se refleja en una paleta cromática cálida con naranjas, rosados y cremas, en tejidos fluidos como la gasa o la seda. Gerda, por su parte, muestra diseños más sofisticados que en Dinamarca, con una silueta más vanguardista de la época inspirada en Coco Chanel.

El equipo de vestuario rastreó mercadillos y tiendas de antigüedades de Barcelona, Madrid, Londres, París, Dinamarca o Bruselas con el fin de encontrar piezas similares a las que aparecen en los retratos de Lili. Finalmente, para el personaje de Lili, Delgado adquirió vestidos de la época, desmontándolos y confeccionando nuevos diseños. Por su parte, la mayoría de los trajes que luce Gerda son comprados en anticuarios.

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Izquierda, pintura de Gerda con Lili Elbe como musa. Centro, boceto de Paco Delgado. Derecha, el personaje de Gerda Wegener (Alicia Vikander) en «La chica danesa».

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El 90% de la ropa y zapatos de Lili fueron confeccionados desde cero por el equipo de vestuario a partir de tejidos extraidos de trajes de la época.

El matrimonio atraviesa por sentimientos cambiantes durante el proceso de aceptación de Ainar, emociones transmitidas por Delgado a través de diferentes matices de la ropa. En el momento que Lili se ofrece a posar para Gerda, ambas lucen un atuendo afín en color crema, mostrando la compenetración entre las dos mujeres.

Sin embargo, tras una fiesta de presentación de las nuevas obras de la pintora danesa, a la que Gerda acude sola, ésta no puede reprimir su tristeza viendo que su marido se aleja de su lado. La pesadumbre del personaje queda patente con un abrigo y sombrero de color negro.

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Los colores crema manifiestan el entusiasmo de la pareja en París.

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Paco Delgado emplea el color negro enfatizando los sentimientos de tristeza que invaden a Gerda Wegener.

Otro de los desafíos a los que se enfrentó el departamento de vestuario fue la transformación de la silueta inicial de Einar. El equipo optó por utilizar un corsé y ocultar su estrutura ósea masculina mediante aplicaciones o pliegues en la zona del pecho y cadera, dando volumen y forma al cuerpo; los pañuelos en el cuello disimularon su nuez (manzana de Adán).

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Con el fin de evitar usar cuellos altos o collares, Paco Delgado optó por emplear pañuelos para esconder la prominente nuez de Einar.

Wegener no puede volver a ser Einar e intenta encontrar respuestas en libros y nuevos médicos. En una escena crucial del filme, Einar es atacado por dos hombres en un parque; a partir de ese momento, Gerda acepta a Lili y ambos se encuentran con un nuevo médico alemán llamado Kurt Warnekros.

Para esta etapa de confusión, Delgado apostó por un traje favorito del diseñador color crema para el personaje, compuesto por una chaqueta y pantalón fluido. El conjunto fue confeccionado a medida por una sastra con el fin de crear un atuendo de mujer hecho con la idea de un hombre. El figurinista equipó el atuendo con un pañuelo estilo ascot anudado al cuello en color lavanda, una tonalidad que reúne la fuerza emocional del rojo y la tristeza del azul.

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El traje color crema, cortado por una mujer sastre, marca el momento en que Einar Wegener logra aceptar su identidad femenina.

Einar viaja a Dresde, Alemania, para someterse a una operación de cirugía de cambio de sexo; Gerda le obsequia con un fular de color beige. En la clínica, se presenta como Lili Elbe, ataviada con un vestido de tercipelo verde, un color cargado de simbolismo, asociado a la naturaleza y a la esperanza. El personaje al fin acepta su identidad desprendiéndose del excesivo maquillaje y de la peluca, adoptando una imagen menos burda.

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Lili reconoce su identidad femenina, apareciendo sin pañuelo en el cuello, ausencia que dota al personaje de libertad.

Tras la primera operación, Lili y Gerda regresan a Dinamarca. Lili se muestra luciendo una imagen más femenina, con un maquillaje natural, su propio pelo peinado con ondas, y un estilo refinado en su vestimenta. Paco Delgado no deja de representar el vínculo de la pareja en las escenas a través del pañuelo que Gerda le regaló puesto en el cuello de Lili.

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A su regreso a Dinamarca, el color azul reaparece en la vestimenta de Lili, pero con un estilo más refinado y femenino.

Lili Elbe atraviesa una situación crítica tras someterse a una segunda operación. Mientras Lili ha alcanzado su total libertad y muestra su condición sexual a través de una bata rosa, el color negro del vestuario de Gerda hace presagiar el fatal desenlace.

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En las escenas finales, las tonalidades en el vestuario, manifiestan las sensaciones de los personajes.

En La chica danesa, el diseñador Paco Delgado logra escenificar los sentimientos a través de color en el vestuario, adaptando además la cambiante identidad del personaje masculino de Einar a la feminidad de Lili.

 

Texto: Lola Delgado Pozo.
Fotos: IMDb, pinterest.
Bocetos: awardsdaily, wwd.com, hollywoodreporter.


https://retalesdeunidilio.wordpress.com/2018/12/27/la-chica-danesa

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