[Este artículo contiene spoilers]
«Se encontraba en situación de misterio y rareza». El inspector jefe, José Pedro Negri, describía de este modo en un dictamen pericial un suceso que presenció el 27 de noviembre de 1992 en una vivienda de Madrid. El enigmático informe policial, conocido como Expediente Vallecas, y anécdotas de otros hechos similares, como el Caso Embajadores, sucedidos en la década de los 90 en la capital española, han servido como inspiración para realizar la película Verónica.
La nueva cinta de terror de Paco Plaza narra cómo Verónica, tras realizar una sesión de ouija con sus amigas, es perseguida por una presencia maligna. El cineasta aborda también los cambios hacia la adolescencia a través de los miedos de la joven.
Vinyet Escobar, encargada del vestuario de la película, recrea de forma fehaciente la década de los 90 del siglo pasado en España, mostrando además la transformación de la protagonista con el uso psicológico del color, acrecentando la atmósfera de terror.
Verónica está al cuidado de sus tres hermanos pequeños: perdieron a su padre recientemente y la madre trabaja hasta altas horas de la madrugada en un bar del barrio obrero de Vallecas. Aunque la chica es obediente y responsable, no deja de ser una niña, motivo por el cual la figurinista la presenta con un vestuario de color rosa, a diferencia de sus hermanos, que visten con prendas azules y verdes.

Verónica comienza con tonos rosados en su vestuario, vinculado a la protección y amor hacia sus hermanos e incrementando la inocencia del personaje.

El color rosa intensifica la etapa infantil de Verónica, a un paso de la adolescencia.
Verónica, siente un gran vacío desde la muerte de su padre. Muy protectora con sus hermanos, en las secuencias en las que se dirigen al colegio, siempre aparece detrás custodiando a los pequeños y aislándose de todo lo que le rodea a través de la música que escucha con un walkman. Los niños lucen uniformes escolares, pero el modo en el que están dispuestas las prendas en la joven nos descubre su carácter retraído: una rebeca de punto de manga larga —a pesar de ser un día del mes de junio— y una camiseta, estilo polo, holgada por fuera de la falda.

Verónica, Lucía, Irene y Antoñito se dirigen al colegio ataviados con uniformes escolares.

La colocación de las prendas diferencia a Verónica de los demás alumnos y evidencian la introversión del personaje en ese momento de su vida.
Tras una clase acerca de los eclipses y supersticiones antiguas, los alumnos se dirigen al patio del colegio para observar este fenómeno. Verónica y su mejor amiga, Rosa, se dirigen a escondidas al sótano de la escuela para realizar una sesión de espiritismo; al plan secreto se une Diana, a pesar del desacuerdo de Verónica, que se siente traicionada.
Si bien las tres jóvenes visten uniforme escolar, Vinyet Escobar las distingue colocando las prendas de manera dispar. Destacables las mangas levantadas de Diana, una seña que otorga al personaje mayor control sobre el trío de amigas.

Verónica ve amenazada su amistad con la llegada de Diana, una chica atrevida y decidida. El control que ejerce en el grupo se afianza en las mangas remangadas de su atuendo.
En la sesión de ouija invocan el espíritu del padre de Verónica, pero algo falla y ésta entra en trance. Tras despertar en la enfermería del colegio, Vero y sus hermanos se dirigen al bar en el que trabaja su madre y advertimos cómo la protagonista se siente desatendida por la figura materna, un estado significativo para entender el carácter de la joven.
Una vez llegan a casa, comienzan a desarrollarse extraños sucesos. Tras un perturbador incidente con la comida, observamos en la protagonista un cambio de vestuario: el polo escolar es sustituido por una camiseta con el emblema de la banda de rock Héroes del silencio. Lo que aparenta ser una prenda corriente y que prosigue con el patrón inicial de la indumentaria del personaje —colores claros y formas holgadas— se perfila como una pieza clave a modo de escudo con la que comienza la transformación del personaje. El logo de la prenda está formado por dos dragones en forma de media luna, criaturas asociadas a lo demoníaco y a la destrucción, pero también son símbolo de protección, como la que Verónica confiere a sus hermanos cuando una misteriosa presencia irrumpe en la casa.

El logo de la camiseta de Verónica está formado por dos dragones, figuras que en la cultura occidental simbolizan destrucción, una alusión a la presencia sobrenatural que amenaza con dañar a los miembros de su familia.

El dragón, como representación del enfrentamiento entre luz y oscuridad: una alegoría a la lucha de Verónica con el ente maligno que invade su casa.

La camiseta es una pieza importante en el vestuario de la protagonista: sirve como escudo protector de defensa a sus hermanos.
La soledad de Verónica se acentúa a medida que aumentan los fenómenos paranormales en la casa. A la indiferencia de su madre y el alejamiento de su amiga Rosa se suman los cambios experimentados en su cuerpo adolescente: el ciclo sexual femenino se confunde con las señales provocadas por el ser maligno en sus sueños.
Cuando la situación se agrava y la familia se ve amenazada, el vestuario de la protagonista se oscurece: el color negro, coincidente con las marcas tiznadas de los colchones, es empleado por sus connotaciones negativas, relacionadas a la muerte; la figura de un lobo en la camiseta, animal asociado a la fertilidad (en consonancia con su reciente menstruación) y al diablo, denota violencia.

El atuendo de Verónica se oscurece. La figura del lobo es empleada como símbolo del mal y la destrucción.

En el paso de la pubertad a la adolescencia de la protagonista, su silueta se muestra más ajustada.
Los amuletos protectores de Verónica no funcionan, de manera que acude a la Hermana Muerte, una monja de su colegio que le indica cómo alejar a las sombras. La joven busca a sus amigas para realizar una nueva sesión de ouija, pero, ante la negación de Rosa, la hace en casa con ayuda de sus hermanos.
El atuendo de la chica se ve alterado por una chaqueta de color rojo que destaca entre la oscuridad de las escenas. Esta tonalidad en el vestuario es empleada por Vinyet Escobar para destacar los momentos de peligro a los que se acerca la joven y como vaticinio del fatal desenlace.

Un color amenazante como el rojo es empleado en el atuendo como presagio de peligro y fatalidad.
Una vez más advertimos cómo el uso del color en el vestuario mejora la narración de una película. Vinyet Escobar consigue que el personaje Verónica y su estado anímico destaque del resto en cada escena de esta cinta de terror.
Texto: Lola Delgado Pozo
Fotos: capturas de pantalla de la película, jorgealvarino.com
https://retalesdeunidilio.wordpress.com/2018/07/30/veronica
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