The Artist es una comedia romántica dirigida por Michel Hazanavicius y protagonizada por Jean Dujardin como George Valentin, Bérénice Bejo en el papel de Peppy Miller y Penélope Ann Miller encarnando el personaje de Doris.
Con éxito de público y crítica, y galardonada con importantes premios, The Artist cuenta con la particularidad de ser muda y en blanco y negro. Ambientada en el Howllywood de 1921, cuenta la historia de George Valentin, un actor del cine mudo cuya carrera cae en picado con la llegada del cine sonoro en 1927. Todo lo contrario le ocurre a Peppy Miller, una figurante que alcanza el éxito y la fama.
Mark Bridges (El lado bueno de las cosas, The Master, 50 Sombras de Grey) fue el encargado del diseño de vestuario, ambientado en los años 20 y que le valió el oscar en el año 2011.
La películas mudas fueron su base de inspiración; los storyboards del director, que ilustraban cómo se rodaría cada escena, le ayudaron a confeccionar el vestuario. Hizo trajes de diferentes colores, diseños y texturas para hacer pruebas previas con la cámara y ver el efecto que tendrían en blanco y negro. Al no poder usar el color, Bridges se basó en las texturas de la ropa para caracterizar a los personajes, el «no color», como lo llama el propio Bridges: perlas, satén, lentejuelas , brocados y telas similares. Había que diferenciar muy bien el apogeo y el declive de los personajes.
Al comienzo de la película, George está en la cima de su carrera artística: aparece siempre impecable vestido de smoking, con camisas blancas que simbolizan el triunfo o con trajes propios de los años 20. La moda masculina en esa época estaba caracterizada por trajes con americana, pantalones estrechos y cortos para enseñar el calzado, camisas y corbatas. El smoking se empleaba en ese período donde abundaban las fiestas nocturnas.

En la decadencia de su carrera, deja apartado los trajes y opta por vestir sólo con chaleco y camisa
Incluso en las escenas más íntimas, cuando aparece en su casa, guarda un porte elegante, con bata de seda o satén. Aunque las imágenes son en blanco y negro, la utilización de ese tipo de tejido hace diferenciar la calidad de la ropa: se muestra a George como un hombre rico y con fama.
Una escena fundamental es cuando George ve su reflejo en el escaparate de una tienda; el smoking que aparece detrás del cristal es el que George empeñó para conseguir dinero. En ese momento el protagonista se da cuenta realmente de la situación en la que ha desembocado.
Para reflejar la decadencia de George Valentin se utilizan telas viejas y estropeadas, texturas planas y se agranda el corte para que el personaje aparente ser pequeño, insignificante. Para la escena del incendio fueron necesarios tres trajes.
En general, los personajes masculinos de The Artist, muestran el prototipo de moda masculina de los años 20: chaquetas, pantalones donde se acorta el largo, camisas, corbatas «papillón», gorros y zapatos.
Peppy Miller aparece con un vestido de crepé para realizar una audición al comienzo de la película. Como marca la moda femenina de los años veinte, es ligero, de línea recta y talle en la cadera. La feminidad en estado puro de una etapa de apogeo en Estados Unidos.
El color blanco también representa la fama en el personaje de Peppy Miller. Durante la escena en la que sube las escaleras para firmar el contrato que le llevará al éxito, luce un vestido de este color con un corte típico de ese período.
Las lentejuelas, abrigos de piel y estolas dan paso a una Peppy famosa y estrella del cine sonoro. Los vestidos de la época se decoraban muy a menudo con motivos geométricos art-decó, como el que Peppy luce en una de las escenas. Se ve como la protagonista porta vestidos cada vez más elegantes y sofisticados.
La piel pasa a significar la riqueza y el éxito. En los años 20 los abrigos eran largos y con mangas anchas. El personaje de Peppy utiliza varios en sus apariciones como actriz de renombre, todos confeccionados con piel sintética.
Los sombreros, tocados y turbantes fueron muy empleados por las mujeres en esa etapa de esplendor en Hollywood. El sombrero cloché, al estar muy ajustado en la cabeza, impulsaba a llevar el pelo corto y el peinado a lo garçonne. En los gorros también se ve una clara evolución del personaje femenino: de modelos sencillos a lujosos con brillos y adornos.
Los zapatos «Mary Jane» irrumpen en el armario femenino en los años 20. Peppy Miller luce varios modelos confeccionados expresamente para la película. Otros son Capezio o T-strap (una correa une la zona de la punta redonda con la pulsera del tobillo). George, por su parte, calza en las escenas de baile, zapatos bicolor llamados «spectators», típicos en esa etapa de jazz y símbolos de una época.
Mark Bridges viste a los personajes de tal forma que ayudan a narrar la historia con elementos sutiles, como las escenas del desayuno del matrimonio formado por George y Doris. La primera vez que aparecen, la ropa es más ligera, clara y el cuello de George está desabrochado. Las secuencias siguientes muestran a una pareja que se va distanciando, la ropa es más formal y Dori ya no muestra nada de escote. Se simboliza de alguna manera el alejamiento del matrimonio.
La selección del vestuario es minuciosa y detallada en todos los personajes, incluso en los extras. Según el diseñador, «encontrar ropa suficiente para todo el mundo, trabajando en un presupuesto más ajustado, fue el mayor desafío». Los hombres y mujeres portan prendas típicas de los años 20, incluso hay escenas con ropa deportiva, en una etapa donde el deporte diferenciaba las clases sociales.
The Artist es un ejemplo de elegancia y estilo en la indumentaria, donde se pone de manifiesto el dicho «una imagen vale más que mil palabras».
Texto: Lola Delgado Pozo
Fotos: Arn, Alta Films, Warner Bros Pictures, The Weinstein Company.
https://retalesdeunidilio.wordpress.com/2014/04/25/el-artista-the-artist/
El texto de este artículo se encuentra sometido a una licencia Creative Commons del tipo CC-BY-NC-ND (reconocimiento, no comercial, sin obra derivada, 3.0 unported)
Pingback: El lado bueno de las cosas | Retales de un idilio
Pingback: “Cincuenta sombras de Grey” en la revista “Moon Magazine” | Retales de un idilio